
La gestión de alquileres de viviendas es un asunto que a todos los propietarios que alquilan su vivienda les preocupa, debido a la gestión burocrática del contrato de arrendamiento y otros documentos como el afianzamiento del inmueble, contratos laborales y nominas de los inquilinos, además de la delicada labor de encontrar los arrendatarios adecuados.
Es recomendable realizar esta gestión de alquileres a través de un profesional ya que hay muchos detalles a tener en cuenta y es importante controlar el proceso del arrendamiento de nuestro inmueble, para ello podemos optar por un intermediario profesional como un API (Agente de la Propiedad Inmobiliaria) o un Administrador de Fincas.
Tanto el propietario como el arrendatario tienen una serie de derechos y obligaciones, que se estipulan en el contrato de arrendamiento, donde se desglosa los siguientes conceptos:
Derechos del Arrendatario
- Uso propio de la vivienda. El propietario o propietaria no puede perturbar este uso.
- Derecho a las reparaciones, que sean necesarias para la conservación del inmueble, de las cuales tiene que responder el propietario, en caso de urgencia el arrendatario puede hacerlas previo aviso, y después el propietario las detrae del alquiler.
- El propietario tiene que garantizar que las condiciones de la vivienda sean las adecuadas para que sea habitable a lo largo del contrato.
- A resolver el contrato.
- A recuperar la fianza al finalizar el contrato.
Obligaciones del Arrendatario
- Pagar la renta mensual según el plazo estipulado en el contrato.
- Conservar y cuidar la vivienda y no realizar actividades ilegales o que molesten a los vecinos.
- Reparar los daños producidos de forma negligente o por descuido del arrendatario.
Derechos del Propietario
- Percibir la renta fijada, uso y cuidado de la vivienda según lo acordado en el contrato de arrendamiento.
- Reparación de los datos producidos por descuido o negligencia del arrendatario.
- Revisión de la renta según lo estipulado en contrato de arrendamiento.
Obligaciones del Propietario
- Garantizar el uso propio de la vivienda por parte del arrendatario.
- Realizar las reparaciones necesarias para la conservación del inmueble y las de carácter urgente, si son solventadas por el arrendatario se le detrae del alquiler.
- Garantizar las condiciones que sean necesarias para que la vivienda sea habitable y permanezca así mientras dure el contrato.
- Entregar el certificado de eficiencia energética obligatorio desde el 1 de junio de 2013.